VERÓNICA CRESPO.-Usted ha centrado parte de su trayectoria en el estudio del yacimiento de Atapuerca. ¿Qué ha supuesto esta investigación en su vida profesional?
EMILIANO AGUIRRE.- Atapuerca fue un trabajo que tuvo adversarios, mucha gente no lo apoyaba pero acabó saliendo y ha sido una satisfacción muy grande en mi vida. Este proyecto me ha hecho olvidar todo lo demás. Ha habido muchas cosas en la vida que no me han dejado hacer, pero esto solo ha valido la pena. Entonces dije que había para decenas y decenas de años y que yo no vería el final, ni mis discípulos. Atapuerca ha dado mucho de sí y seguirá dando, porque queda mucho trabajo por delante. En su día dije que podía ser el mejor yacimiento de Europa y uno de los mejores del mundo para conocer la evolución humana y sus ambientes y es casi el primero del mundo.
VERÓNICA CRESPO.- Gracias a las excavaciones de Atapuerca estamos conociendo el origen de los homínidos en España. ¿Estos descubrimientos reformulan los planteamientos establecidos sobre el origen de la humanidad?
EMILIANO AGUIRRE.- Sobre el origen de la humanidad no tanto pero sobre la evolución, sí. En Atapuerca no hay solo un yacimiento sino una serie de ellos que dan muchos datos de fósiles humanos, de sus entornos, cambios ambientales, flora y fauna que les rodeaban. Estos yacimientos van desde 1,3 millones a trescientos mil años. Estos sitios ilustran más de un millón de años de evolución humana y de ecosistemas en general. En los yacimientos no solo se trabaja con paleontólogos, sino que también participan geólogos, botánicos… Yo introduje equipos multidisciplinares que recogieran todo. En este lugar se estudia la tierra que envuelve las piezas, se detecta el polen... De esta manera se conocen todos sus cambios, sus posibles enfermedades y cómo los seres han influido en su entorno.
Atapuerca es el sitio que más nos puede enseñar de la humanidad de estos tiempos que he indicado, hay otros lugares que también se estudia esta temática pero en ese periodo concreto, es el que más nos está enseñando y puede enseñarnos.
VERÓNICA CRESPO.- La paleontología y más concretamente la paleoantropología están ayudando a conocer nuestro origen. ¿Cómo la investigación puede ayudarnos a mejorar el futuro estudiando nuestro pasado?
EMILIANO AGUIRRE.- Se aprecian constantes en el pasado de la evolución y esas constantes se repetirán en el futuro, ello nos obliga a ser responsables.
Desde el origen, la constante que he encontrado es que diversos organismos de un mismo orden pueden competir en el uso de su ambiente. Tienen que progresar y para ello deben perder su individualidad y asociarse, formar un todo que sea nuevo. A esto pueden ir las democracias, una reunión de diferentes individuos que se asocian, dialogan, intercambian y llegan a un nuevo tipo operativo.
Ese cambio no funciona cuando no hay verdaderos demócratas sino opresores que imponen sus ideas y no permiten el diálogo, no hay construcción y no hay progreso. Si queremos progresar no podemos ser totalitarios sino que se deben comunicar las ideas y los pensamientos. Si aprendemos de la evolución de nuestro pasado no deberíamos ser excluyentes con los que tienen una idea diferente a la nuestra, construir algo que sea una verdadera unidad operativa puede acercarnos a la democracia de verdad. La sociedad constructiva es la que avanza.
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Aragón Liberal
martes, 23 de abril de 2013
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