Rodrigo de Balbín Behrmann es la persona responsable del
equipo que llevó a cabo las últimas investigaciones en la cueva
riosellana de Tito Bustillo en 2007. Desde entonces no se han retomado.
Este catedrático de Prehistoria en la Universidad de Alcalá de Henares
tiene aún pendiente de acabar la memoria que recoja toda aquella labor,
aunque su trabajo en otros proyectos no le deja tiempo para rematar este
documento.
-Este 2014 se cumplen siete años sin excavaciones en la cueva de Tito Bustillo. ¿A qué se debe este parón?
-Hay una parte que depende de la Administración, la otra de
una memoria que tenemos pendiente de acabar. Vamos más retrasados de lo
que nos gustaría. Seguimos trabajando en ella, aunque no le puedo
dedicar todo el tiempo que me gustaría.
-¿Quedan cosas por investigar en Tito Bustillo?
-En una cueva nunca se puede decir que se ha terminado de
investigar. En la cuestión gráfica estamos bastante avanzados. Pero en
la zona sur de la cueva, donde estaba la entrada original, queda
bastante trabajo por hacer. Esa fue la zona más habitada de la gruta,
aunque no la única ya que su totalidad estuvo habitada.
-¿Qué sabemos de la cueva riosellana?
-Empecé a investigarla en 1972. Sabemos que la cueva estuvo
utilizada y decorada en su totalidad. La ocupación duró desde cerca del
año 30.000 antes de Cristo hasta el 9.000. Aún nos quedan por conocer
muchas cosas de las partes más antiguas de la gruta.
-¿Quedan aspectos de esta gruta que se desconozcan?
-Nos quedan por saber muchas cosas, como por ejemplo
conocer los niveles de ocupación de las épocas más antiguas en Tito
Bustillo y en el conjunto del macizo de Ardines. Sabemos que hubo una
docena de cuevas ocupadas al mismo tiempo en ese entorno. No sabemos el
número exacto de habitantes que podían tener pero sí parece que hubo
mucha gente y que el punto donde se reunían era Tito Bustillo.
-¿Eran nómadas los habitantes de aquel tiempo o se asentaban en una cueva fija haciéndola su hogar?
-Se dice que la gente de aquella época no vivía en una zona
fija, pero sí parece que había una ocupación estable en Tito Bustillo.
-¿Por dónde se desplazaban?
-Se movían por toda la cuenca del Sella. Por ejemplo, los
pobladores del Tito Bustillo eran los mismos que tuvo la cueva del Buxu,
en Cangas de Onís.
-El próximo marzo se cumplen tres años desde la
inauguración del Centro de Arte Rupestre de Tito Bustillo. ¿Qué opinión
le merece este espacio?
-El Centro de Arte Rupestre es manifiestamente mejorable.
Para hacerlo se recogieron ideas diversas que no quedaron muy bien
organizadas. No se utilizaron muchas de nuestras propuestas. En el
equipo investigador proponíamos utilizar la cueva de Corcubión para
hacer allí una reproducción similar a la que tienen en Altamira para dar
una idea a los visitantes de como era la cueva. También planteamos
realizar una reproducción fotográfica de los lugares principales de la
gruta. Además queríamos que se incluyesen materiales de la época
paleolítica hallados en Tito Bustillo.
-No parece satisfecho con el Centro de Arte Rupestre.
-Los museos se suelen hacer para que entre menos gente a
las cuevas. Son, por decirlo de alguna manera, disuasorios y ayudan a su
conservación. Además cuanto mejor se hagan más gente irá a verlos. En
el caso de Tito Bustillo se puede estar poco tiempo dentro viendo las
pinturas por cuestiones de conservación. Y además hay que hacerlo en
posturas incómodas. En un museo que recogiese los paneles principales se
podrían ver las reproducciones de las pinturas con mucho más
detenimiento que en la cueva.
-¿Es suficientemente conocida la cueva de Tito Bustillo en España dada su importancia dentro del arte pictórico del Paleolítico?
-Es bastante desconocida y una parte de culpa la he de
asumir por no haber finalizado aún la memoria de la investigación que
hicimos porque sin duda con ella acabada sería más conocida.
-¿Cómo está afectando la crisis a la actividad cultural de este país?
-España es un país inculto con poco respeto por su pasado,
por la cultura y por la investigación. En época de crisis se destina
menos dinero a la cultura cuando se sabe que la inversión realizada en
ella retorna. TERRY BASTERRA / elcomercio.es/
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