Una nueva investigación en 'Nature Scientific Reports'
teoriza sobre la causa de la edad de hielo que cubrió gran parte del
Hemisferio Norte hace 2,6 millones de años. Esencialmente, el hallazgo
apunta a un cambio en la salinidad del océano Pacífico provocado por la unión de las américas.
El estudio,
coescrito por el doctor Thomas Stevens, del Departamento de Geografía
en el 'Royal Holloway', en la Universidad de Londres, en Reino Unido,
encontró un mecanismo previamente desconocido por el
cual la unión de América del Norte y del Sur cambió la salinidad del
océano Pacífico y generó un importante crecimiento de la capa de hielo
en todo el Hemisferio Norte.
El cambio en la salinidad alentó la formación de hielo marino que,
a su vez, generó un cambio en los patrones de viento, provocando la
intensificación de los monzones. Estos proporcionaron más humedad,
generando un aumento de las nevadas y el crecimiento de las grandes capas de hielo, algunas de ellas de hasta 3 kilómetros de espesor.
El equipo de investigadores analizó los depósitos de polvo arrastrados por el viento llamados barro rojo
que se acumularon durante entre 6 millones y 2,5 millones años en el
norte de China central, al lado de la meseta tibetana, y los emplearon
para reconstruir los cambios en la precipitación del monzón y la
temperatura.
"Hasta ahora, la causa de la edad de hielo del Cuaternario había
sido un tema muy debatido", señala el doctor Stevens. "Nuestros
resultados sugieren una relación significativa entre el crecimiento de la capa de hielo, el monzón y el cierre de la vía marítima de Panamá,
conforme América del Norte y del Sur flotaban más cerca. Esto nos
proporcionó una nueva e importante teoría sobre los orígenes de la edad
de hielo y, en última instancia, nuestro sistema climático actual",
añade.
Sorprendentemente, los investigadores hallaron que hubo un
fortalecimiento del monzón durante el enfriamiento global, en lugar de
la precipitación intensa que normalmente se asocia con climas más
cálidos. "Esto nos llevó a descubrir una interacción previamente desconocida entre la placa tectónica de América y los cambios drásticos en la temperatura global", agrega este experto.
En este sentido, Stevens explica que la intensificación de los
monzones creó un ciclo de retroalimentación positiva, promoviendo un
enfriamiento más global, más hielo marino y precipitaciones más fuertes,
que culminó en la propagación de grandes glaciares en el Hemisferio
Norte. europapress.es/
martes, 1 de julio de 2014
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