El Portalón es la entrada a Cueva Mayor. Dani Duch |
Apenas 15 minutos después de haber dejado la ciudad de Burgos atrás en coche, comienzan a aparecer los bellos campos castellanos, inundados de trigales. Cuesta imaginar que alguna vez por estas tierras se pasearon exóticos animales, como tigres dientes de sable, elefantes, jaguares, enormes leones y osos, hipopótamos... También humanos prehistóricos.
De hecho, los inmigrantes africanos más antiguos que arribaron a Europa hace casi dos millones de años hicieron su hogar en las grutas y cuevas que horadan las suaves lomas de la sierra de Atapuerca. Tal vez, por eso, sus entrañas, que albergan el complejo arqueológico de la prehistoria humana más importante del mundo, guarden las respuestas a muchos de los grandes enigmas de la ciencia: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? Y, sobre todo, ¿qué nos hace humanos?
Al llegar a la entrada de los yacimientos, cerca del pueblo Ibeas de Juarros, ya se entrevé el estrecho pasadizo que es Trinchera del Ferrocarril, un arco que secciona la sierra de cuajo y que quedó al descubierto a comienzos del siglo XX, al construir la línea de tren que unía las minas de hierro y hulla de esta región con Bilbao.
Entonces nadie se percató de los fósiles y restos incrustados en las paredes de la sierra. A finales de los años 70, un ingeniero de minas encontró algunos huesos que parecían humanos y se los llevó a su profesor, el paleontólogo Emiliano Aguirre, a quien le bastó verlos y visitar el lugar para constatar su importancia. Puso en marcha un proyecto de investigación científico. Y eso que, entonces, en España el estudio de la prehistoria humana estaba muy poco desarrollado. [...] lavanguardia.com
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