Siempre se ha creído, acerca del origen de la domesticación del
perro, que este animal se volvió tolerante a la presencia humana y capaz
de interactuar con humanos debido a un intenso proceso de selección
realizado por las personas, que escogían a los individuos que más tenían
desarrolladas dichas cualidades, y lo mismo con los hijos de estos, y
así sucesivamente.
Las investigadoras Friederike Range y Zsófia Virányi, del Instituto
Messerli en la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena, Austria, y
del Centro de Ciencia del Lobo de Ernstbrunn, en el mismo país, han llevado a cabo experimentos cuyos resultados sugieren un origen muy
distinto para esa facilidad de cooperación entre el Ser Humano y el
perro. Según ellas, dicha facilidad de cooperación se basa en las
habilidades sociales de los lobos, que por vivir en manadas deben ser
capaces de tolerarse mutuamente, así como saber interpretar las
intenciones de sus compañeros para poder coordinarse bien entre ellos
cuando cazan en equipo. [...] noticiasdelaciencia.com
lunes, 26 de enero de 2015
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