/ UDC. En la cueva de Ceza -cerca de Noceda do Courel- se observan marcas de garras de oso.
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En los últimos diez años se hallaron varias muestras de este singular patrimonio
Una parcela muy singular y poco conocida del patrimonio natural de las sierras orientales gallegas son las huellas que dejaron las garras de los osos prehistóricos en las paredes de las cuevas. El primer hallazgo de este tipo registrado en Galicia tuvo lugar en 1983 en Cova Eirós, en el municipio de Triacastela, un lugar ahora célebre por albergar uno los más importantes yacimientos gallegos del Paleolítico. El primer investigador que observó la presencia de estas marcas fue Juan Ramón Vidal Romaní, director del Instituto Universitario de Xeoloxía de A Coruña. Sin embargo, según indica él mismo, al principio creyó que estos arañazos habían sido causados por las botas de los espeleólogos que por entonces visitaban la gruta con frecuencia. [...] lavozdegalicia.es
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