- Hace menos de 10.000 años apareció una mutación que permitió al hombre recuperar la capacidad que había perdido para digerir la leche durante toda su vida
- Hace 4.000 años, los pobladores de la Península Ibérica no toleraban la leche
Pero al final de la última glaciación, los humanos habían decidido comer la fruta del árbol prohibido, aventurarse fuera del paraíso y empezar a jugar con las reglas de la madre naturaleza. Poco a poco fueron seleccionando los animales más dóciles para comer su carne, utilizar su piel o, al cabo de un tiempo, aprovechar su leche. Aunque el organismo de aquellas personas aún no podía digerir aquel alimento para crías, se dieron cuenta de que cuando se fermentaba para convertirse en yogur o queso mantenía sus propiedades nutritivas sin producir problemas digestivos. [...] EL PAÍS
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