martes, 4 de abril de 2017
Europa, un continente sembrado de tesoros ocultos
Bajo las tierras del Viejo Continente, los objetos preciosos de la Edad de Bronce que afloran por doquier son vestigios de una práctica prehistórica que inspiró las leyendas de la espada Excalibur, de los Nibelungos y de los tesoros moros, así como las sagas de Tolkien. ¿Ofrendas a los dioses? ¿Estrategias para controlar el valor de los metales o medidas de protección en tiempos revueltos?
Los museos del Reino Unido, Alemania, Francia, Países Bajos y Rumania no dan abasto; del subsuelo afloran sin cesar espadas, dagas, brazaletes, collares, pendientes, hachas, diademas y lingotes de oro y bronce. Son los vestigios de la frenética acumulación de objetos preciosos ocurrida entre los siglos XV y VII a. C., bienes de los que nuestros antepasados luego se deshacían enterrándolos o arrojándolos a lagos y ríos.
¿Cuál era el sentido de esta desconcertante costumbre? Los arqueólogos barajan variadas hipótesis acerca del significado de los fascinantes hallazgos que están cambiando nuestra visión de la prehistoria europea.
Remontémonos a la Edad de Bronce, el tiempo de la orfebrería del oro y la metalurgia de la aleación de cobre y estaño. Estos metales, que permitían modelar formas sofisticadas, dinamizan los centros urbanos y las redes comerciales, y propician el surgimiento de élites ávidas de adornos para carros y caballos, polainas, cascos, cuencos, alfileres y espadas. [...] SINC
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