Cueva del Toro / s2.wklcdn.com |
Santa Cruz de Tenerife, 12 feb (EFE).- Restos óseos y de
cerámica hallados en la cueva malagueña de El Toro, una de las más
relevantes del Neolítico en la Península, viajarán desde la Universidad
de La Laguna al futuro Museo de Prehistoria de Andalucía para su
exhibición como muestra de la cultura anterior a los constructores de
dólmenes.
El material ha sido custodiado por la
Universidad de La Laguna desde finales de la década de los 70 del pasado
siglo, explica en una entrevista a Efe el catedrático de Prehistoria
Dimas Martín Socas, quien ha especializado su área de investigación en
Andalucía, norte de África y sur de Portugal.
El
catedrático, que dirige el proyecto de investigación en la cueva de El
Toro de Antequera, explica que la primera campaña en este enclave de la
sierra malagueña se realizó en 1977, cuando conoció el lugar y se
percató de que los materiales que contenía podían ser muy importantes.
Dimas
Martín Socas, que entonces realizaba su tesis sobre la Edad del Cobre y
los megalitos, constató que la cueva estaba muy bien conservada y
decidió proponer el proyecto de excavación, que continuó hasta 1988 para
después proceder al estudio de todo el material encontrado.
La
cueva de El Toro se ocupó como lugar de habitación de forma
intermitente desde finales del sexto milenio antes de la Era, en torno a
5.250, hasta mediados del segundo milenio, en torno al 1.500.
En
ella se han encontrado restos de unas doce personas y además se
localizaron semillas básicamente de tres tipos, cereales (trigo y
cebada), leguminosas (habas) y bellota dulce destinada a consumo humano y
restos de cestería vegetal.
El catedrático de
Prehistoria explica que también había en la cueva de El Toro ejemplares
de cerámica "muy elaborada y de una calidad extraordinaria", pues casi
el 80 por ciento de las piezas encontradas están decoradas con
inscripciones incisas o acanaladas, que cubren toda la vasija o parte de
ella.
Esta cerámica era destinada al uso cotidiano,
para la cocina, como contenedor o para el transporte de sustancias y
Martín subraya que las piezas tienen "una fuerza y una potencia
importante".
Parte de ellas también están pintadas y
en la cueva Los investigadores han encontrado asimismo evidencias de
que en torno al 4.200-4.000 se cocía la cerámica dentro de la cueva y
había además producción de tejidos.
En cuanto a los
pobladores de El Toro, el catedrático precisa que la cueva se ocupó en
una primera fase, entre el 5.250 y 4.800 aproximadamente, se habitaba
entre diciembre y abril, en invierno, y se usaba en momentos
determinados, además de para el hábitat humano, como redil para el
ganado.
En torno al 4.000 la cueva pudo haber sido
habitada de forma permanente durante unos 150 años, añade Dimas Martín
Socas, quien señala que lo importante de El Toro es su extraordinario
estado de conservación, hasta el punto de que las bellotas se
encontraron "con la carcasa".
A ello ha contribuido
el que la cueva está en la sierra, en un lugar de difícil acceso que
sólo frecuentaban los espeleólogos, pues en su interior hay una sima de
casi 32 metros. Ana Santana / ideal.es
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