Representación de los arqueros de la cueva del Civil (Castellón). EL PAÍS |
Nuevos hallazgos indican que los conflictos bélicos son anteriores a las sociedades organizadas
La guerra forma parte de la cultura de la humanidad. Las sociedades veneran a sus guerreros, les dedican monumentos y nombres de calles (una nomenclatura no siempre libre de polémica, como se puede comprobar en Madrid). Los textos literarios más remotos, el Antiguo Testamento, el poema de Gilgamesh y, sobre todo, la Ilíada, hablan de combates y de hazañas bélicas. Tal vez por eso, los historiadores asociaban siempre la guerra a la cultura y sostenían que, en la larga época en la que los hombres subsistían como bandas dispersas de cazadores-recolectores, se podía hablar de violencia entre individuos, pero no de guerra. Eso ha cambiado.
El reciente descubrimiento de una matanza de hace 10.000 años, cerca del lago Turkana, en Kenia, puede confirmar las sospechas que cada vez más científicos barajaban, basadas también en la evidencia de que los chimpancés organizan batidas contra otros grupos: la guerra es tan antigua como nuestra especie, antes de que hubiese propiedades y territorios que defender, ya existían conflictos. "Los neolíticos no inventaron la guerra. Los cazadores recolectores del Paleolítico o del Mesolítico ya combatían", escribe el investigador Jean Guilaine, del College de France, en su último ensayo, Caïn, Abel, Ötzi: L'héritage néolithique. [...] EL PAÍS
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