Hace 60.000 años, los hombres del refugio rocoso de Diepkloof, un complejo kárstico similar a la Ciudad Encantada de Cuenca ubicado en la costa occidental de la actual Suráfrica, partían en grupo para cazar durante días. En su travesía por las áridas tierras del sur de África, enterraban huevos de avestruz llenos de agua para disponer de una reserva de líquido en su camino de regreso. Y, cuando por fin volvían a su guarida, recuperaban las cantimploras escondidas bajo tierra. Cada uno recogía la suya, sin error, gracias a unas sencillas líneas grabadas en su cáscara. Como si fueran códigos de barras del Paleolítico. Los hombres de Diepkloof, sin saberlo, estaban creando una de las primeras tradiciones gráficas de la historia.
Para el arqueólogo Pierre-Jean Texier, que hoy publica en la revista PNAS el hallazgo de 270 cáscaras de huevo de avestruz con estos grabados, se trata sin duda de "la evidencia más antigua de un sistema de representación simbólica en los humanos modernos"... Más información / Inglés (Engraved Eggs Suggest Early Symbolism).
Para el arqueólogo Pierre-Jean Texier, que hoy publica en la revista PNAS el hallazgo de 270 cáscaras de huevo de avestruz con estos grabados, se trata sin duda de "la evidencia más antigua de un sistema de representación simbólica en los humanos modernos"... Más información / Inglés (Engraved Eggs Suggest Early Symbolism).
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