
Cuando fui a hablar con ella para este artículo, Matilde ya estaba enferma, pero era ponerse a hablar de Altamira e iluminársele la mirada. Era como si realmente viajara hasta allí, y no sólo con la mente. Me confesó, de hecho, que cuando estaba en el hospital cerraba los ojos y se veía libre junto a los caballos salvajes de las pinturas de Altamira. Esos caballos le daban ánimos para seguir...
Los caballos de Altamira, por Jaime Fernández en el número 53 de Tribuna Complutense, con fecha 20 de marzo de 2007. Texto completo
2 comentarios:
Link roto. :(
Link corregido :)
Publicar un comentario