Juan Luis Arsuaga recuerda que somos «la consecuencia del juego de especies» y que la clave de nuestro éxito es que «hemos desarrollado sociedades muy complejas»
Juan Luis Arsuaga todavía se emociona cuando en una excavación desentierra un hueso. La última vez fue el pasado verano, con los dientes de leche de una niña neandertal. «Si, en el yacimiento en que estoy, sale un diente de rinoceronte, me pongo como una moto», dice el codirector de Atapuerca. Hace unos días, abrió en San Sebastián las XII Jornadas de Arqueología de Aranzadi, sociedad a la que se unió en su época de estudiante en Bilbao.
-¿Cómo le explicaría a un niño de dónde venimos?
-¿Puedo contar un chiste?
-Sí.
Un niño le pregunta a su padre: «¿De dónde venimos?». El padre le dice: «Al principio, eramos monos y estábamos en África. Vivíamos en los árboles, pero bajamos para vivir en la sabana. Luego, salimos de África y fuimos a Atapuerca. Después, inventamos la agricultura y la ganadería, empezamos a construir casas y todo lo demás...». Entonces, el niño le hace la misma pregunta a su madre, que le dice: «Dios nos creó en el Paraíso y vivíamos allí; pero hubo un problema con una manzana, fuimos expulsados y nos repartimos por el mundo». El niño responde: «Ama, vamos a ver... Aita me ha contado una historia completamente diferente: éramos monos, vivíamos en África, bajamos de los árboles... ». Y la madre le dice: «Mira, hijo, es que tu padre te ha contado la historia de su familia».
-Ja, ja, ja... La de la familia paterna es la historia real.
-Sí, es el relato científico, la historia real.
...
El Correo Digital (Vizcaya)
lunes, 9 de enero de 2012
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