Cuando una célula muere, las enzimas comienzan a romper los enlaces entre los nucleóticos que forman la columna vertebral del ADN, es el momento en el que los microorganismos aceleran la descomposición. A la larga, las reacciones con el agua se cree que son las responsables de la degradación de la mayoría de los elementos. El agua subterránea, omnipresente, hace que el ADN en muestras de huesos enterrados se degrade a una velocidad determinada.
Lo más complicado hasta ahora ha sido determinar esta tasa (tiempo). La razón es que resulta complicado encontrar grandes conjuntos de ADN que contengan fósiles comunes con los que realizar comparaciones significativas. Aún peor, las condiciones medioambientales variables como pueden ser la temperatura, el grado de ataque microbiano o la oxigenación, alteran la velocidad del proceso de descomposición.
El estudio realizado por un equipo de paleontólogos de la Universidad Murdoch en Australia liderado por Morten Allentoft podría haber dado con la clave. Los científicos examinaron 158 huesos que contenían ADN de una especie en extinción de ave llamada moa en el sur de Nueva Zelanda. Unos huesos que databan de entre 600 y 8.000 años de antigüedad y que habían sido recuperados de tres sitios en un radio de 5 km, con unas condiciones de conservación idénticas a una temperatura de 13,1 ºC.
A través de la comparación de las edades de los especímenes y del grado de degradación del ADN, los investigadores calcularon la vida media del ADN, una cifra de 521 años [...] alt1040.com/
Link 2: DNA's half-life identified using fossil bones - New Scientist
miércoles, 10 de octubre de 2012
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