- El yacimiento neolítico hallado durante las obras del campo de hockey
sigue dando sorpresas
- Expertos de varias universidades reunirán sus
investigaciones en una próxima monografía
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La tumba de 'Los Enamorados', emblema del descubrimiento arqueológico.
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El núcleo poblacional sedentario más antiguo conocido hasta la fecha en
todo el archipiélago gaditano se ha convertido, a seis años de su
hallazgo, en una inagotable fuente de investigación para expertos
procedentes de numerosas universidades y centros de investigación de
todo el país que tratan de ampliar la información sobre estos primeros
pobladores de San Fernando. Además de protagonizar una decena de
artículos científicos en revistas y congresos especializados a escala
internacional, el yacimiento neolítico emergido de las entrañas de
Camposoto durante la construcción del nuevo campo de hockey-hierba, es
actualmente objeto de interesantes estudios de laboratorio que se han
venido desarrollando de forma paralela a las excavaciones para
desentrañar los misterios de un asentamiento seismilenario, cuya
singularidad no halla precedentes en esta zona del sur peninsular.
Ya en la intervención arqueológica desarrollada por la empresa
Figlina S. L. bajo dirección del doctor Eduardo Vijande, fue posible
documentar tres importantes áreas en el poblado neolítico: una zona alta
habitacional donde se documentaron dos fondos de cabaña, una zona media
con cinco pozos de almacenamiento y una magnífica necrópolis, en la
zona baja, que destaca sobre el resto por ser única en su contexto
espacio-temporal. Según Vijande, "esta necrópolis cuenta con la
singularidad de presentar tumbas individuales -o, a lo sumo, dobles-
frente al carácter colectivo de sus homónimas andaluzas", lo cual
implica que, lejos de aparecer mezclados como en megalitos o cuevas, los
individuos son susceptibles de una documentación aislada, en conexión
anatómica y bajo un excelente estado de conservación, permitiendo,
incluso, determinar qué ajuar corresponde a cada uno de ellos. Esta
última característica, además, "es determinante para abordar la
problemática en torno a las primeras desigualdades sociales", afirma el
responsable de la excavación, "dado que el grado de monumentalidad varía
con cada enterramiento descubierto".
El equipo interdisciplinar encargado de investigar el yacimiento
desde 2008 reunirá, próximamente, en una monografía coordinada por el
propio Eduardo Vijande, todos los estudios efectuados hasta la fecha en
materia de palinología, arqueofauna, malacofauna, huellas de uso en
conchas, arqueometría, dataciones absolutas, antropología física e
industria lítica y cerámica.
El primero de estos trabajos permitirá reconstruir el paisaje y
el clima del San Fernando coetáneo al yacimiento mediante el análisis de
granos de polen contenidos en muestras de sedimento. Unos
descubrimientos que han sido posibles gracias a la labor de los
investigadores del departamento de Geología de la Universidad de Alcalá,
Mª Blanca Ruiz Zapata y Tomás Martín Arroyo.
La fauna existente en la zona hace seis mil años, sin excluir a
las especies domesticadas por la población, ha sido el objetivo de los
estudios realizados por José Antonio Riquelme, arquezoólogo de la
Universidad de Granada. Y especial mención requiere la variedad de
especies malacológicas documentadas en el núcleo poblacional, que
revelan un perfecto dominio del medio marino y cuya investigación,
efectuada por el doctor de la Universidad de Cádiz, Jesús Cantillo, pone
de manifiesto, no sólo el papel de estos moluscos como complemento a la
dieta, sino también sus funciones ornamentales y rituales.
Las huellas de uso en conchas son una novedosa investigación
llevada a cabo por el doctor David Cuenca, de la Universidad de
Cantabria, para determinar el posible carácter utilitario de las mismas
como herramientas de trabajo. En cuanto a los estudios de Arqueometría,
aún en fase de desarrollo, se centran en los ajuares elaborados con
materiales exóticos a fin de determinar la posible existencia de una red
de intercambio de productos a larga distancia, el avance en técnicas de
navegación, o el nivel de jerarquía social dada su presencia en muy
pocas tumbas. Estas investigaciones están siendo realizadas por Salvador
Domínguez Bella y Javier Martínez López, del departamento de
Cristalografía y Mineralogía de la Universidad de Cádiz.
Se han realizado, además, un total de trece dataciones absolutas
de C14 AMS en el Centro Nacional de Aceleradores de Sevilla, algunas de
las cuales ya han sido publicadas.
Uno de los estudios más interesantes es el que permitirá ampliar
la información sobre los individuos enterrados en el recinto: sexo,
edad, enfermedades o causa de su fallecimiento. La misión ha recaído
sobre Miguel Botella, Inmaculada Alemán y Lidia Sánchez, del
departamento de Antropología Física de la Universidad de Granada. Y para
finalizar, el análisis de los más de 40.000 productos de industria
lítica y cerámica, que permitirá a Eduardo Vijande y Antonio Barrena
-ambos de la Universidad de Cádiz- revelar nuevos datos sobre el día día
en esta comunidad.
Lo cierto es que sólo ha salido a la luz una parte de la
totalidad del yacimiento, cuyas dimensiones aún se desconocen pero que, a
juzgar por los análisis estratigráficos, se intuye de cierta entidad.
En el solar excavado se hallaron alrededor de 80 enterramientos -entre
ellos el de
Los Enamorados- pero es posible que sigan allí otros
tantos, y eso sin contar con los 50 que se destruyeron durante la
realización del campo de hockey. "Por suerte, la mayor parte de la
necrópolis cuadra bajo el césped y no sufrió el impacto de otras
estructuras como el graderío", señala Vijande.
Museos, centros de interpretación, talleres de arqueología
experimental o espectáculos al aire libre, son sólo algunas
posibilidades que ofrecía este hito de la arqueología isleña que, de
haber contado con una acertada gestión, ahora sería un complejo cultural
de referencia para la provincia de Cádiz, no sólo como fuente
inagotable de investigación sino también como foco de atracción
turística a escala internacional.
Los Enamorados continuarán, por el momento, lejos de su hábitat natural.
Alejandro Díaz / diariodecadiz.es/
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