miércoles, 13 de julio de 2016
La colección del Museo de Altamira se exhibe en la Cueva Pintada
El Cabildo de Gran Canaria y el Ministerio de Educación y Cultura han querido celebrar el décimo aniversario del museo que custodia ese valioso legado aborigen con una exposición sin precedentes para sus dos protagonistas.
El Museo de Altamira ha sacado por primera vez fuera de Cantabria sus colecciones más valiosas para exhibirlas en la cumbre del arte prehispánico de Canarias, la Cueva Pintada de Gáldar, un yacimiento del que le separan miles de años, pero al que le unen sorprendentes conexiones.
Cuando los cazadores del Paleolítico comenzaron a pintar Altamira, faltaban todavía 33.000 años para que llegasen a Gran Canaria los grupos humanos que con el tiempo convirtieron la vieja Agáldar en la población más pujante de la Canarias prehispánica, en la sede de los poderosos Guanartemes y en el lugar donde sus temores, creencias y sentimientos se volvieron arte rupestre.
El Cabildo de Gran Canaria y el Ministerio de Educación y Cultura han querido celebrar el décimo aniversario del museo que custodia ese valioso legado aborigen con una exposición sin precedentes para sus dos protagonistas, porque ni Altamira ni la Cueva Pintada habían sacado nunca antes de sus vitrinas tan amplia colección de piezas para exhibirlas en otro centro, en muestras monográficas.
Y lo hacen, además, con un préstamo recíproco y simultáneo: la Cueva Pintada de Gáldar exhibe desde hoy 84 piezas del yacimiento reconocido en todo el mundo como la cumbre del arte prehistórico, y Altamira mostrará desde este mismo viernes 62 elementos nunca antes vistos fuera de las islas que ayudarán a entender mejor en la península cómo eran y qué sentían los pueblos indígenas de Canarias... (Vídeo) Informativos RTVC.es
Vídeo 2: Presentación de la exposición De Altamira a la Cueva Pintada on Vimeo
Vídeo 3: Cueva Pintada y Altamira se dan la mano en una exposición histórica - Acfi Press Noticias Canarias / Vídeo 4: Dos culturas aborígenes separadas 33 mil años en la historia - Antena 3 Canarias
Vídeos añadidos a PaleoVídeos > L.R.12 nº 16 y 17.
Actualización: Inaugurada en Santillana del Mar la exposición ‘El largo viaje…de Altamira a la Cueva Pintada’ — InfoENPUNTO
17/07/16. El director general de Bellas Artes y Bienes Culturales, Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, Miguel Ángel Recio, y el consejero de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, Carlos Matías Ruiz, han inaugurado en el Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, la exposición ‘El largo viaje… de Altamira a la Cueva Pintada’.
Las muestras contarán con dos sedes: en el Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira (Cantabria) y en el Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada-Gran Canaria. Compartirán un mismo guión expositivo y una misma imagen gráfica, con una selección equivalente de bienes culturales de la Cueva Pintada de Gáldar y de la Cueva de Altamira. Podrá visitarse en ambos museos hasta el 16 de octubre...
Actualización: La directora de Altamira diserta en Gáldar sobre los retos en la gestión del arte rupestre
La directora del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira (Cantabria), Pilar Fatás, ofrecerá este jueves en el Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada de Gáldar (Gran Canaria) una conferencia en la que expondrá los retos a los que se enfrenta el equipo responsable de la conservación, investigación y difusión de esta joya del arte rupestre, declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1985.
Según ha informado este martes el Cabildo de Gran Canaria, la intervención de Fatás se encuadra en la programación especial con motivo del décimo aniversario del Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada, centro dependiente de la Consejería de Cultura del Cabildo.
Además, el evento estrecha todavía más los lazos entre dos centros "hermanados" gracias a la exposición 'El largo viaje' De Altamira a Cueva Pintada'. Esta muestra exhibe en Gáldar, hasta el 16 de octubre, 84 piezas paleolíticas procedentes de Altamira. Simultáneamente, uno de los pabellones del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira expone hasta la misma fecha 62 elementos prehispánicos.
Durante su conferencia, titulada 'La gestión integral de la Cueva de Altamira como Patrimonio Mundial', Fatás recalcará que la cueva de Altamira supone uno de los paradigmas del arte rupestre paleolítico europeo y, por lo tanto, del primer arte de la Humanidad...
Actualización: Altamira es un enfermo crónico, siempre precisará atención, dice su directora | www.eldiariomontanes.es
EFE.- Altamira, considerada la expresión más sublime del arte rupestre paleolítico, arrastra desde siempre una mala salud de hierro, agudizada en el último siglo por intervenciones desafortunadas y visitas masivas: "La cueva es un enfermo crónico, que siempre va a necesitar atención permanente".
Son palabras de su nueva directora, Pilar Fatás, una especialista en arte rupestre del Cuerpo de Conservadores de Museos del Estado que apenas lleva dos meses en el cargo, pero que ha desarrollado casi toda su carrera en Altamira, en buena parte como mano derecha de su antecesor, el fallecido Jose Antonio Lasheras.
Fatás pronunció anoche en Gran Canaria una conferencia sobre la gestión de Altamira, dentro del proyecto que ha llevado a su Museo a compartir temporalmente algunas de las joyas de su colección con la Cueva Pintada de Gáldar, que a su vez expone durante estas fechas en Santillana del Mar el legado de la cultura canaria prehispánica.
La directora de Altamira defiende que la situación actual de la cueva y de su famoso techo de los bisontes no puede entenderse sin repasar su historia, pero no la que se remonta a los tiempos de la última glaciación, sino a episodios mucho más recientes: a la explotación que sufrió en los años sesenta y setenta del siglo XX.
Las autoridades de esa época, recuerda, intervinieron en el interior de la cueva (que había quedado sellada por un derrumbe durante 13.000 años, hasta su descubrimiento en 1879 por Marcelino Sanz de Sautuola) para "acondicionarla a las visitas": rebajaron el suelo para que pudiera recorrerse erguido, levantaron muros interiores, rellenaron con cemento grietas, tallaron escaleras... "Literalmente, se urbanizó el interior", resume Pilar Fatás.
Como resultado de todo ello, enfatiza, no solo se cambió para siempre el delicado equilibrio de la cueva que había preservado las pinturas durante milenios en parámetros como la circulación del aire y del agua, sino que se creó una "atracción turística" por la que pasaron solo en 1977 más de 170.000 personas (lo que equivale a más de 450 diarias, sin contar descansos).
Cuando el Ministerio de Cultura de la época se alarmó por el deterioro que estaban sufriendo las pinturas, que se decoloraban y se iban cubriendo por un velo de calcita, tomó por primera vez la decisión de cerrarla al público. Reabrió sus puertas en 1982 con un cupo máximo de 8.000 visitas diarias, con 25 o 40 pases diarios.
Hoy, tras un segundo cierre que duró varios años y una sonada polémica científico-política, Altamira vuelve a permitir visitas a su interior, pero solo de cinco personas a la semana, y por sorteo.
"Realmente, la cueva de Altamira sufre hoy lo que se hizo en el pasado con ella: las visitas masivas y la modificación en su interior. La cueva de Altamira es un enfermo crónico que necesita atención permanente y siempre la va a necesitar. Por mucho que hagamos, está en un equilibrio muy frágil", admite su directora.
Pilar Fatás asegura que, en el nuevo sistema de visitas -que oficialmente tiene carácter experimental, para evaluar la respuesta de las pinturas-, la "cueva, de momento, se mantiene estable".
"Pero hay riesgos", añade. El primero de los problemas lo provoca el agua, porque hay filtraciones naturales y condensación que arrastran parte de los pigmentos, y el segundo proviene de los microorganismos, que proliferan en las condiciones más inesperadas, representan un grave amenaza para cuevas con arte rupestre en todo el mundo y, en Francia, pusieron en jaque a Lascaux.
Por ello, se ha puesto en marcha un plan de conservación preventiva que vigila de forma continua todos los parámetros naturales de la cueva, para detectar cualquier variación peligrosa.
Fatás anima además a visitar su reproducción, la Neocueva, porque quizás no aporte "la emoción" del original, pero sí representa cómo era la gruta, incluso con más fidelidad que la auténtica: recrea al milímetro toda la sala de los bisontes y sus pinturas, sin los muros que se construyeron hace medio siglo, sin el cemento con el que se taparon su grietas y con la boca natural donde habitaban quienes pintaron en sus paredes durante la Prehistoria.
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