La aragonesa Pilar Fatás, en el Museo de Altamira. - EFE/Pedro Puente Hoyos |
EFE.- Tenaz y constante en el trabajo -tozuda y cabezona como definirían algunos su carácter aragonés que no quiere ocultar-, Pilar Fatás encara su labor como directora del Museo de Altamira con "vértigo" ante la fragilidad de unas pinturas Patrimonio de la Humanidad, y también con "la emoción y el sobrecogimiento" de quien ha podido admirar el techo polícromo.
Su presencia siempre discreta durante 16 años en Altamira como subdirectora se transformó en julio al asumir la dirección del Museo Nacional tras la muerte en accidente del responsable del centro durante 25 años, José Antonio Lasheras.
Hoy es la encargada de velar por la conservación de uno de los ejemplos más espectaculares del primer arte de la Humanidad, por su difusión, por gestionar el restrictivo régimen de visitas a la cueva original, y por impulsar nuevos proyectos que relancen un museo que ha recibido cuatro millones de visitantes.
"Ser la responsable de Altamira causa vértigo porque es un lugar muy importante dentro de la Prehistoria de la Humanidad. Implica responsabilidad ante la fragilidad de la cueva y sus pinturas, y supone dedicar mucho esfuerzo a su mejor preservación para mantener todos los valores originales para las generaciones futuras", afirma.
Fatás destaca la importancia de preservar un espacio tal como fue creado por las personas del Paleolítico, "que son las que le dotan de su autenticidad, las que lo hacen testimonio del primer arte de la Humanidad".
Por eso, los privilegiados -250 al año, por sorteo- que pueden acceder a la cueva original tienen la oportunidad de sentir "la emoción de encontrarse ante el testimonio de un arte hecho por personas como nosotros hace 35.000 años".
Según explica, el régimen de visitas lo decide el Patronato con los datos del Plan de Conservación Preventiva que se puso en marcha hace unas décadas y que, por el momento, ha conseguido frenar el deterioro que la cueva padeció hasta los años 70 por las masivas visitas.
"La conservación de la cueva de Altamira no depende del criterio exclusivo ni de la opinión individual de los que aquí trabajamos o de los políticos; es una opinión colegiada de todos los científicos y de los gestores", asegura tajante.
Por eso, y aún comprendiendo el eterno debate entre contemplación y preservación, ve necesario el acceso restringido.
"La prioridad es la conservación de la cueva y, a partir de ahí, en segundo lugar procurar la divulgación del conocimiento científico de una manera amena y accesible, para que los visitantes comprendan la importancia y la magistralidad de Altamira, y la singularidad de su arte", asegura.
Los nuevos proyectos buscan renovar una exposición permanente que, tras 15 años, necesita incorporar los nuevos conocimientos científicos sobre las cronologías y las etapas de ocupación de la cueva.
Y lo es porque Altamira, a pesar de las muchas investigaciones, todavía guarda secretos, como el publicado en 2012 que permitió una datación de 35.000 años para un signo en el centro del techo de los polícromos que hizo retrasar la cronología conocida hasta entonces en varios milenios.
Según explica, este avance en el conocimiento en las fechas de pintado de algunas figuras "fue un hito porque, junto a otros estudios, cambió el esquema del arte rupestre de Altamira" y permitió redefinirlo en la etapa paleolítica en todo el norte de España.
Además, en los próximos meses se publicará el último proyecto dirigido por Lasheras, "Los tiempos de Altamira", que pretende aclarar el contexto cultural y paleambiental del momento en que la cueva fue habitada.
Como proyectos a medio y largo plazo de su gestión, Fatás trabaja para acondicionar los 240.000 metros cuadrados del entorno de Altamira para la visita pública, la reapertura de la cueva de estalactitas y, sobre todo, la renovación paulatina de la exposición permanente, incluida la sala de la neocueva.
Pero ¿la directora de Altamira ha visto la película "Altamira" dirigida por el inglés Hugh Hudson y protagonizada por Antonio Banderas? Pues sí, la ha visto, y la considera "muy interesante" porque divulga el descubrimiento de la cueva por Marcelino Sanz de Sautuola.
"Fue un hecho que cambió la visión que hasta entonces se tenía de la Humanidad prehistórica, porque se pasó de pensar en seres medio bestias a personas con nuestras capacidades, incluida la de crear arte, algo insospechado hasta ese momento", afirma. eldiariomontanes.es
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