Santillana del Mar, 22 dic (EFE).- El director de Altamira, José Antonio Lasheras, considera que sería "lamentable" que las pinturas rupestres no pudieran ser accesibles al menos para unos pocos después del esfuerzo que se ha dedicado a conservarlas, aunque el cierre seguirá hasta que los riesgos se reduzcan "a algo asumible".
"No conozco a nadie que no desee que Altamira sea accesible" afirma Lasheras en una entrevista con Efe, en la que deja claro que la decisión sobre una posible apertura -eso sí, para "algunas personas al día, algunos días a la semana, algunos meses al año"-, no será inmediata "en absoluto".
La cueva, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, lleva cerrada desde 2002. Ocho años después, el patronato del museo y centro de investigación acordó estudiar la posibilidad de reabrirla de forma controlada, siempre que se obtengan nuevos datos o análisis que así lo avalen. Pero aún no se ha tomado una decisión.
"¿Hay que resignarse a una Altamira cerrada durante décadas?". Su director sostiene que "cuando haya que resignarse habrá que hacerlo con pleno conocimiento y con plena convicción" pero también subraya que mientras "pueda haber un conocimiento que permita que esté abierta, habrá que buscarlo".
Y añade: "el cierre absoluto -como dijo un experto internacional- de un bien patrimonial como este tiene algo de fracaso absoluto".
Para Lasheras sería "demasiado lamentable" tener que resignarse al cierre después del "talento y el esfuerzo que se ha volcado en su conservación" durante tanto tiempo, desde que su descubridor, Marcelino Saenz de Satuola, colocó una puerta "de su bolsillo" para tratar de preservar las pinturas.
Un grupo de científicos, coordinados por Sergio Sánchez Moral, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), publicó en octubre un artículo en la revista Science que recogía las conclusiones de los estudios realizados en la cueva desde 1995 y recomendaba mantenerla cerrada para garantizar su conservación.
Lasheras está de acuerdo en el que el aislamiento es una estrategia pero también considera que la conservación "siempre significa asumir riesgos".
"No se trata de adoptar cualquier medida preventiva como es el aislamiento absoluto del patrimonio sino las medidas adecuadas de acuerdo con el conocimiento científico que tenemos", subraya.
Por el momento, con ese conocimiento pueden acometerse actuaciones de carácter preventivo porque aún no se ha encontrado un "antibiótico" contra las microorganismos que viven en la cueva.
"Si supiéramos anular los microbios, como anulamos los que afectan a nuestra salud, pues no pasaría nada. Tendríamos el antídoto, la vacuna para la proliferación de bacterias y algas en el interior de la cueva. Ese no tener un antídoto explica también la situación de cierre", argumenta.
La prevención ha evitado daños irreversibles, por mínimos que sean, en las pinturas. En los últimos treinta años su estado de conservación no ha variado e incluso han mejorado las condiciones exteriores.
En esa labor, Altamira ha aprendido de la experiencia de otras cuevas que han sufrido antes problemas de conservación y además los mecanismos de control de estado de las pinturas le han permitido tomar medidas y evitar que los riesgos se transformarán en daños.
"En un patrimonio tan frágil como es una pintura a base de agua, de tierra y de carbón sobre una roca natural, los daños sí que son irreversibles. Eso agudiza la prudencia y ayuda a comprender el largo cierre que soporta la cueva y que la decisión sea prolongarlo hasta que logremos reducir los riesgos a algo asumible", explica.
El patronato de Altamira tendría que haberse reunido en 2011 para nombrar un comité de expertos que hiciera nuevos análisis.
El presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicos (CSIC), Rafael Rodrigo, acaba de incidir en la necesidad de nuevos estudios y ha apostado por impulsar un proyecto internacional que busque soluciones para reabrir la cueva con seguridad.
Pero la concreción de los pasos, según explica Lasheras, depende de la reunión del patronato, para la que se han propuesto distintas fechas durante al año que no se han cerrado por problemas de agenda.
Las elecciones autonómicas y generales, que han cambiado el signo de los gobiernos en Cantabria y en España, han podido influir -apunta- en que no se haya avanzado más en los últimos meses pero la atención por la cueva ha sido "una responsabilidad permanente del Ministerio de Cultura".
Mientras tanto, el museo guarda miles de cartas con peticiones para visitar la cueva, anteriores incluso al cierre de 2002, y en su web sigue colgado desde hace años el cartel que advierte de que no harán reservas "en los próximos meses".
En cualquier caso, si se acuerda reabrir serán "poquísimas" las personas que podrán sentir esa "relación íntima, emocional y emotiva" con las pinturas originales que a Lasheras, según confiesa, le hubiera gustado que experimentarán los 250.000 visitantes que cada año acuden al museo de Santillana del Mar y contemplan la réplica.
ABC.es
jueves, 22 de diciembre de 2011
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