Tiene una data de 12.790 años y se ubica en Quebrada Maní, en pleno desierto al interior de Iquique.
Hace 12.800 años, el desierto de Atacama era igual de árido. Sin
embargo, hacia la cordillera, las intensas lluvias permitían que los
recursos hídricos bajaran por las quebradas y que en ellas crecieran árboles como pimientos, sauces, algarrobos y tamarugos.
Así era Quebrada Maní, hoy en pleno desierto al interior de Iquique,
lugar donde un equipo de nueve científicos de universidades chilenas y
de EE.UU. descubrió los rastros del asentamiento humano más antiguo
hallado hasta ahora en el norte chileno.
Tiene 12.790 años, un siglo más antiguo que el sitio Tuina -1
(Antofagasta), el registro de mayor datación en esa zona, lo que ubica
al asentamiento dentro de los primeros del país y de América.
El descubrimiento incluye más de mil piezas con una antigüedad de
entre 12.800 y 11.700 años. Entre ellas, puntas de proyectil,
herramientas como cuchillos y raspadores de piedra, estólicas (especie
de lanzadera de madera), conchas marinas y piedra volcánica. “Esto habla
de que eran personas que dominaban el paisaje de una manera increíble,
que podían desplazarse desde el mar a la cordillera o que tenían
intercambio con otros grupos”, dice Claudio Latorre, investigador del
Instituto de Ecología y Biodiversidad y de la U. Católica y uno de los
autores del estudio publicado en la revista Quaternary Science Reviews.
Cazadores recolectores
La investigación, que partió en 2005, fue realizada por un grupo
multidisciplinario de expertos del Centro de Investigaciones del Hombre
del Desierto (Cihde), las universidades de Tarapacá, Católica y de
Concepción, además de la U. de California y de Miami en Ohio, en EE.UU.
Según explica Calogero Santoro, investigador de la U. de Tarapacá,
del Cihde y autor del estudio, el equipo se concentró en la zona más
dura del desierto de Atacama, donde hoy no hay agua, animales ni
plantas. “Fueron lugares no explorados arqueológicamente durante mucho
tiempo. Son espacios no sujetos a alteraciones naturales o antrópicas,
donde las huellas que dejó la gente están bien conservadas”, cuenta.
Aunque no es posible saber exactamente cómo fueron las personas que
habitaron el lugar, los restos encontrados permiten suponer que eran
nómades, cazadores-recolectores que se agrupaban en pequeñas familias,
explica la arqueóloga del Cihde Paula Ugalde, también autora del
estudio. “Los cazadores-recolectores subsistían dependiendo de lo que
les entregaba la naturaleza (caza y trampeo de animales y recolección de
frutos, madera y vegetales silvestres). No produjeron sus alimentos. En
el sitio Quebrada Maní, encontramos que los instrumentos que usaron
eran de piedra y de madera, posiblemente manufacturados para cazar y
procesar animales ”, indica.
Cambio climático
En el sitio también hallaron conchas que tenían un orificio -lo que
hace suponer que las usaban para fabricar collares- y pigmento rojo.
“Eso nos permite inferir que estas personas se preocupaban por su
estética y quizás desarrollaron alguna actividad de tipo ritual. Aunque
los pigmentos pudieron usarse para curtir el cuero, como sabemos
mediante la etnografía”, explica Daniela Osorio, arqueóloga,
investigadora del Cihde y coautora del estudio.
¿Por qué dejaron el lugar? El cambio en el clima, explica Latorre.
“El humedal y los ríos que corrían por el sector se secaron producto de
la falta de lluvias en la cordillera de los Andes y Sierra Moreno. Eso
hizo que la napa freática (una capa de agua subterránea) bajara de
manera abrupta y los oasis desaparecieran”.
Poblamiento occidental
El asentamiento de Quebrada Maní apoya la tesis de que el poblamiento
de Sudamérica se produjo de norte a sur, por el lado occidental de la
cordillera de los Andes. En la misma dirección se han encontrado sitios
en el norte de Perú, Colombia y Ecuador, con edades similares y
superiores. Pero Monte Verde, en la Región de Los Lagos, sigue siendo el
asentamiento más antiguo de América, con 14.420 años.
Santoro dice que si la gente se movió por la vertiente occidental
hacia el sur, el desierto de Atacama debería tener evidencia anterior a
Monte Verde. “Está apareciendo una nueva oleada de descubrimientos que
va a cambiar la historia en el futuro cercano. Si funciona nuestro
modelo predictivo, deberíamos encontrar en el desierto evidencia más
antigua que Monte Verde. Esa es nuestra hipótesis, dado que este es un
ambiente que preserva muy bien los restos arqueológicos y
paleoecológicos, excepto cuando hay intervención humana, como con los
rallies”, dice. Cristina Espinoza / latercera.com/
Referencia:
Claudio Latorre, Calogero M. Santoro, Paula C. Ugalde, Eugenia M. Gayo, Daniela Osorio, Carolina Salas-Egaña, Ricardo De Pol-Holz, Delphine Joly, Jason A. Rech, Late Pleistocene human occupation of the hyperarid core in the Atacama Desert, northern Chile, Quaternary Science Reviews, Volume 77, 1 October 2013, Pages 19-30, ISSN 0277-3791, http://dx.doi.org/10.1016/j.quascirev.2013.06.008.
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sábado, 10 de agosto de 2013
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