Una mutación del FoxP2 exclusiva de nuestra especie habría potenciado la capacidad de conceptualización, necesaria para el habla
El misterio de la aparición de la capacidad humana de desarrollar
lenguaje sigue, a día de hoy, sin ser desvelado. Pero la genética está
dando algunas claves.
En 2009, científicos del Instituto Max Planck de Antropología
Evolutiva en Leipzig realizaron un experimento que tuvo resultados
sorprendentes. Liderados por el director del proyecto Genoma Neandertal
de dicho Instituto, Svante Pääbo, implantaron en ratones una mutación
humana de un gen que, desde los años 90 del siglo XX, se ha vinculado al
lenguaje –el FoxP2-.
Esta mutación del gen FoxP2 (que se calcula apareció hace más de
medio millón de años en nuestra especie) solo la tienen hoy día los
humanos, pero también estaba presente en los extintos Neandertales, de
los que comienza a pensarse que, como nosotros, podían hablar.
Tras la transformación genética de los ratones llevada a cabo por
los científicos del Max Planck, se detectó en ellos un cambio: sus
vocalizaciones pasaron a ser más parecidas a las de los llantos de los
bebés humanos, afirmaron entonces los científicos alemanes en la revista
Newscientist.
Asimismo, según publicaron en Cell,
se constató que los ratones transgénicos presentaban dendritas –esas
extensiones delgadas de las neuronas que estas utilizan para comunicarse
unas con otras- en el cuerpo estriado, que es una parte del cerebro
implicada en la formación de hábitos. Los animales genéticamente
modificados también fueron mejores que ratones corrientes en la
formación de nuevas sinapsis o conexiones neuronales.[...] tendencias21.net/
martes, 16 de septiembre de 2014
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