Esqueleto del oso cavernario que se conserva en Quiroga. . EPL |
Los análisis de ADN mitocondrial permiten reinterpretar las teorías sobre los restos de este animal hallados en las cuevas lucenses
. Hasta hace un tiempo se creía que el oso de las cavernas, una especie extinguida parecida al oso pardo, había llegado una sola vez a O Courel en el Cuaternario, se había extendido por varias cuevas de la zona y que el enfriamiento del clima durante una glaciación le había obligado a abandonar ese hábitat, bajar hacia el sur en busca de áreas más cálidas y, finalmente, extinguirse. Sin embargo, los últimos análisis de ADN mitocondrial hechos a partir de los huesos de oso hallados en diversas oquedades de O Courel desvelan que esa interpretación no es del todo correcta y que la llegada de osos cavernarios a las montañas lucenses ocurrió de otra forma. Hubo al menos tres entradas diferentes en los últimos 60.000 años procedentes del sur de Francia.
Según explicó la profesora Aurora Grandal Danglade, del Instituto Universitario de Geología Isidro Parga Pondal de la Universidade de A Coruña, en el marco de las jornadas sobre geología que desde el viernes se celebran en Quiroga, los análisis mitocondriales practicados por el instituto a los huesos de oso cavernario encontrados en cuevas como las de Liñares (Pedrafita), Ceza (Folgoso do Courel) y Eirós (Triacastrela) revelan que los osos que hubo en cada cueva no tienen la misma ascendencia, no pertenecen a la misma rama familiar ni hay parentesco entre ellos. Por el contrario, en cada cueva rastrearon lazos con restos de diferentes familias de osos cavernarios de las cuevas de (Amutxate )Navarra o (Chauvet) Francia. elprogreso.galiciae.com
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