Un equipo de investigadores ha descubierto que los habitantes del norte de la Europa, en el período Neolítico, al contrario de lo que estaba ocurriendo en el resto del continente, no adoptaron la práctica de la agricultura como forma de subsistencia, al menos en un principio. Sus hallazgos amplían los conocimientos que teníamos sobre uno de los mayores cambios económicos de la humanidad, el paso de la depredación a la producción como nueva forma de supervivencia.

Solange Rigaud, la autora principal del estudio e investigadora en el Centro de Investigación Internacional en Humanidades y Ciencias Sociales (CIRHUS) en Nueva York, explica que en la Europa neolítica se evidencian dos trayectorias culturales: una en la región sur, donde se avanza en muchos aspectos, y otra en el norte, donde se mantienen las tradiciones durante más tiempo.

El CIRHUS, en este proyecto, ha colaborado con el Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) francés y con la Universidad de Nueva York. Asimismo han intervenido en los trabajos de investigación el profesor Francesco d'Errico, del CNRS y de la Universidad de Bergen en Noruega, y la profesora Marian Vanhaeren, también del CNRS. Sus conclusiones se han publicado en la revista PLOS ONE.

Para entender los cambios culturales producidos en toda Europa, durante este período neolítico, los investigadores han analizado hasta 224 tipos de cuentas utilizadas por los últimos cazadores-recolectores indígenas y las primeras poblaciones agrícolas. Las cuentas se han hallado, en Europa, en 212 yacimientos del Mesolítico y 222 del Neolítico Inicial. Se evidencia, ciertamente, que los artículos de adorno personal pueden ayudar a los científicos a documentar geográficamente los cambios culturales producidos durante determinados períodos históricos.

Para desarrollar esta investigación, los especialistas se han centrado en la adopción o el rechazo de los ornamentos por parte de los diferentes grupos humanos, sobre todo de ciertos tipos de cuentas o brazaletes. Desde este enfoque, en trabajos anteriores, se ha podido demostrar los vínculos existentes entre la elección de los métodos de supervivencia y la adopción de determinados adornos. Sin embargo, el estudio que se ha publicado en PLOS ONE es el primero en el que los investigadores han utilizado el ítem de los adornos personales para trazar, sobre el mapa, la adopción de la agricultura en esta parte del mundo durante el período Neolítico Inicial (8000 - 5000 a. C.).

Según estaba establecido, sobre todo por posiciones difusionistas, los primeros agricultores llegaron a Europa hace unos 8000 años desde Grecia, iniciándose así una revolución económica importante en el continente. Se pasaría del forrajeo a la agricultura en los próximos 3000 años. Sin embargo, los caminos de esta difusión no eran muy claros.

Los estudios anteriores habían relacionado las poblaciones con agricultura o forrajeo con la elaboración de adornos de distintos tipos, diferenciando las cuentas, los brazaletes y los colgantes. En el estudio de PLOS ONE, sin embargo, los investigadores rastrearon la adopción de adornos vinculados a las poblaciones agrícolas con el fin de dilucidar los patrones de transición de la caza y la recolección a la agricultura.

Sus resultados muestran la propagación de los adornos vinculados a los agricultores, principalmente formados por brazaletes con cuentas de conchas perforadas, que se extienden desde el este de Grecia y la costa del Mar Negro hasta la región francesa de Bretaña, y desde el mar Mediterráneo hasta el norte de España. Sin embargo, los investigadores no han encontrado este tipo de adornos en la región del Báltico en el norte de Europa. En esta área, más bien, siguieron llevando la decoración típica usada por los cazadores-recolectores de conchas perforadas y dientes de mamíferos. Este límite cultural pudo ser también una barrera en el avance de la agricultura, por lo menos durante el período neolítico.